Ver traducción automática
Esta es una traducción automática. Para ver el texto original en inglés haga clic aquí
#Novedades de la industria
{{{sourceTextContent.title}}}
El nuevo tratamiento bajo ensayo podía restaurar a las neuronas en Parkinson
{{{sourceTextContent.subTitle}}}
Una serie de ensayos clínicos ha probado un tratamiento experimental para la enfermedad de Parkinson que utiliza un nuevo enfoque: administrando la droga derecho en el cerebro vía puertos implantados. Los investigadores destacados creen que esto puede ser una estrategia terapéutica de la “brecha” para las condiciones neurológicas.
{{{sourceTextContent.description}}}
En una nueva serie de estudios que culminaron con un ensayo de la abierto-etiqueta (donde estaban enterados los participantes de qué tratamiento recibirían), los científicos han comenzado a probar la eficacia de un nuevo tratamiento — y método de entrega — para la enfermedad de Parkinson.
Un equipo grande de investigadores de las diversas instituciones a través del Reino Unido y del Canadá, incluyendo la universidad de Bristol y la universidad de Cardiff en el Reino Unido, y la universidad de la Columbia Británica en Vancouver, Canadá, idearon y condujeron el ensayo.
En el estudio, los investigadores apuntaron restaurar la degradación dopamina-produciendo a las neuronas en la gente que los doctores habían diagnosticado con la enfermedad de Parkinson.
Puesto que la dopamina es un neurotransmisor que las ayudas regular el control y la agilidad de los movimientos del cuerpo, la producción empeorada de dopamina — debido a los cambios en las neuronas que la lanzan — lleva a los síntomas del motor que caracterizan la enfermedad de Parkinson.
El equipo de investigación que conducía el ensayo actual decidía intentar y rehabilitar a esas neuronas subiendo los niveles del factor neurotrophic línea-derivado de la célula glial (GDNF), un tipo de proteína que apoya salud neuronal.
En el papel del estudio que divulga los resultados — cuál aparece en el diario de la enfermedad de Parkinson — los científicos explican que no sólo probaron una terapia nueva pero también un método innovador de la administración — a través de un puerto implantaron en el cráneo.
Resultados muy que animan
Inicialmente, el equipo de investigación condujo un pequeño estudio experimental con seis participantes — toda la vida con la enfermedad de Parkinson — su del objetivo principal para establecer independientemente de si el nuevo acercamiento terapéutico era seguro.
La etapa siguiente consideró que 35 más participantes con la enfermedad de Parkinson participan en un ensayo de doble anonimato cuando ni ellos ni los investigadores que administraban la terapia sabían si cada uno trataba del tratamiento experimental o de un placebo.
Este ensayo duró por 9 meses (40 semanas), durante los cuales el equipo dio a mitad de los voluntarios infusiones mensuales de GDNF y administró un placebo a la otra mitad que actuaba como la cohorte del control.
Finalmente, los investigadores organizaron un ensayo de la abierto-etiqueta, empleando los resultados de las pruebas anteriores. En este ensayo, los voluntarios que habían recibido previamente GDNF continuaron teniendo este tratamiento por otras 40 semanas.
Al mismo tiempo, los que ahora recibieron previamente un placebo tenían GDNF por 40 semanas. “A partir de octubre de 2013 a través al abril de 2016, defendieron a los 41 pacientes que terminaban el estudio del padre para la participación en el ensayo de la extensión,” los investigadores escriben.
Para recibir la droga, los participantes acordaron tener un puerto especial implantado en sus habilidades, que permitieron que las infusiones de la droga alcanzaran sus cerebros directamente. Después de la implantación, los voluntarios recibieron, en general, más de 1.000 infusiones de la droga una vez cada 4 semanas.
Cuando analizaban los resultados del primer ensayo de ocho meses (40-week), los investigadores no vieron ningún cambio en los cerebros de los participantes que habían recibido un placebo. Sin embargo, observaron que los voluntarios que habían recibido el tratamiento de GDNF tenían una mejora del 100 por ciento en los putamen, la región del cerebro que contiene dopamina-producir las células.
“La magnitud espacial y relativa de la mejora en las exploraciones de cerebro está más allá cualquier cosa considerada previamente en ensayos de los tratamientos quirúrgico entregados del crecimiento-factor para Parkinson,” señala al investigador principal Alan Whone del estudio.
“Esto representa algo de las pruebas que obligan lo más con todo que podemos tener medios de reanimar y de restaurar posiblemente a las neuronas de la dopamina que se destruyen gradualmente en Parkinson,” Whone se enciende discutir.
‘Una brecha significativa’
En la marca de dieciocho meses, cuando los participantes habían estado en el tratamiento de GDNF para tampoco 9 meses o los 18 meses completos, los investigadores encontraron que todo el mundo había comenzado experimentar moderado a las mejoras significativas de sus síntomas del motor cuando los compararon con sus cuentas del funcionamiento antes de los ensayos. Los investigadores también concluyeron que la exposición prolongada a GDNF era segura.
Sin embargo, el equipo advierte que en el final del ensayo de la abierto-etiqueta, no hubiera diferencias significativas en términos de mejora del síntoma entre los participantes que habían recibido GDNF por 40 semanas (9 meses) y los que lo habían recibido para el doble que período.
Por este motivo, los investigadores sostienen que necesitan hacer otros estudios, que evaluarán cuánto tiempo una persona debe recibir el tratamiento para cosechar la mayoría de las ventajas.
Sin embargo, Steven Gill, el co-autor del estudio, y el diseñador del dispositivo innovador de la droga-administración subraya que los hallazgos actuales sugieren que esta nueva terapia sea absolutamente segura y posible, y la gente puede administrarla durante mucho tiempo.
Por otra parte, él observa que administrando las drogas directamente en áreas del cerebro blanco tienen el potencial para revolucionar acercamientos terapéuticos a las condiciones neurológicas.
“Este ensayo ha mostrado que nosotros puede infundir con seguridad y en varias ocasiones las drogas directamente en los cerebros de los pacientes durante meses o años,” la papada dice.
“Esto es una brecha significativa en nuestra capacidad de tratar condiciones neurológicas, tales como Parkinson porque la mayoría de las drogas que pudieron trabajar no pueden cruzar de la circulación sanguínea en el cerebro debido a una barrera protectora natural.”
Steven Gill