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#Novedades de la industria
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Monitoreo de pacientes en la NICU
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Los dispositivos de monitoreo para bebés prematuros no han cambiado mucho desde los años 60. Pero están a punto de hacerlo.
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Los sistemas de monitorización de pacientes han dado grandes pasos desde su nacimiento en 1625, con el descubrimiento de la monitorización de la temperatura y la frecuencia cardíaca en humanos. Para 1896, existían dispositivos para medir los signos vitales, incluyendo la presión arterial, la temperatura corporal, la frecuencia cardíaca y la frecuencia respiratoria. Hoy en día, estos signos son sólo algunos de los indicadores que se miden con los dispositivos de monitorización de pacientes, tanto en entornos clínicos como en el hogar. Se prevé que la presencia de estos dispositivos sea paralela al crecimiento del mercado de equipos de monitorización de pacientes, que se prevé que aumente a una tasa de crecimiento anual compuesta del 5,1% entre 2019 y 2025.
Entonces, ¿qué significa esto para el sector de equipos médicos? En resumen, el número de dispositivos de monitorización de pacientes está aumentando constantemente; para quién, sin embargo, es la pregunta más importante.
Llenando el vacío
A medida que se introducen nuevos dispositivos de monitoreo en el mercado, es importante estar al tanto de sus poblaciones objetivo. Muchos están diseñados para tratar a pacientes que presentan síntomas similares, pero no están diseñados para tener en cuenta las diferencias entre grupos de edad. Aunque algunos sistemas de monitoreo son seguros para los pacientes, desde los recién nacidos hasta los ancianos, la mayoría no lo son. Debido al menor tamaño del cuerpo tanto de los niños como de los recién nacidos, estos dispositivos a menudo resultan incompatibles con el software creado para adultos. Esto deja una gran brecha en los avances tecnológicos para los niños, creando una enorme necesidad de nuevas innovaciones pediátricas.
Aunque se trata de un mercado abierto, la tendencia a crear dispositivos médicos para este grupo de edad sigue siendo baja. Según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, en 2015 hubo 305,670 visitas a consultorios médicos entre las personas de 65 años o más en los Estados Unidos. En ese mismo año, sólo hubo 149.556 citas entre adolescentes menores de 18 años de edad. Debido a esta gran discrepancia, el énfasis se ha puesto en el descubrimiento de nuevos dispositivos médicos y sistemas de monitorización de pacientes para poblaciones mayores.
Sin embargo, la gente debe darse cuenta de que estos datos son muy engañosos. Aunque el número de visitas de niños fue casi la mitad de la cohorte de más de 65 años, el porcentaje de niños que buscaron atención médica no se distribuyó de manera uniforme desde el nacimiento hasta los 18 años. De hecho, en 2012, la tasa de visitas al consultorio de los bebés menores de 1 año fue casi cuatro veces mayor que la de los niños de 12 a 17 años.
Los 380,000 bebés prematuros que nacen cada año en los Estados Unidos contribuyen a esta gran estadística, lo que resulta en una necesidad definitiva de avances en la tecnología médica para esta población vulnerable. Con una población tan grande de bebés que necesitan apoyo médico, la unidad de cuidados intensivos neonatales (UCIN) es un gran lugar para introducir nuevas tecnologías que ayuden a mejorar los resultados de salud.
Afortunadamente, en las últimas décadas, la implementación de diferentes sistemas de monitoreo de pacientes ha mejorado la calidad de la atención de los bebés en la UCIN. Específicamente, ahora existen sistemas de monitoreo respiratorio, cardíaco y neurológico para mejorar el tratamiento y reducir las tasas de mortalidad.
Un dispositivo clave es el tensiómetro, que envuelve la parte superior del brazo o la pierna del bebé. Luego está el monitor cardiopulmonar, que rastrea el corazón del bebé y sus frecuencias y patrones de respiración. Los cables del monitor se fijan posteriormente a parches adhesivos en la piel del pecho y el abdomen del bebé. Y si el ritmo cardíaco o respiratorio del bebé se vuelve demasiado rápido o demasiado lento, suena una alarma.
Otro pilar de la UCIN es el electroencefalograma (EEG), que ayuda a identificar las convulsiones en los bebés, ya sean silenciosas o subclínicas. De hecho, es bueno que estén allí, ya que los monitores de EEG ayudan a informar las decisiones de tratamiento y mitigan las lesiones posteriores. Otros sistemas de monitoreo de pacientes necesarios en la NICU incluyen la sonda que mide la temperatura del bebé y el oxímetro de pulso que mide la cantidad de oxígeno en la sangre del niño.
Sin duda, estas tecnologías salvan vidas, pero existe un tema común entre ellas: La mayoría de los monitores que existen actualmente en la NICU incluyen una masa de alambres que rodean a los bebés, así como adhesivos agresivos para la piel que se requieren con los sistemas de hardware existentes. Aunque estos alambres garantizan la salud y la seguridad, limitan el movimiento y el contacto de piel a piel con los padres. Además, debido a que la piel de un bebé prematuro es tan frágil, la cinta adhesiva puede causar irritación de la piel, ampollas e incluso infecciones.
¿Un nuevo día en la monitorización de pacientes?
Sin embargo, eso no quiere decir que no se hayan dado pasos importantes. Actualmente, los investigadores están realizando un trabajo increíble para desarrollar nuevas y mejores formas de controlar la salud de los bebés en la UCIN.
Es un buen ejemplo: Un equipo interdisciplinario de la Universidad Northwestern está desarrollando sensores inalámbricos suaves y flexibles que proporcionan precisión y exactitud de grado clínico al tiempo que proporcionan un enfoque más centrado en el paciente, sin necesidad de alambres ni adhesivos agresivos. Aunque estas hazañas son tremendas, todavía hay espacio para más avances en los dispositivos de monitoreo de pacientes, especialmente aquellos que cuidan a los bebés en la NICU.
De hecho, uno de los principales componentes del cuerpo sigue sin ser controlado: el intestino. Este sistema de órganos vitales es responsable de la digestión y absorción de nutrientes, el crecimiento y el desarrollo del cerebro, y es el órgano más grande de la inmunidad. Pero hasta ahora, el intestino ha permanecido olvidado en el mundo de la monitorización de pacientes. Al acercarnos al final de 2019, se sabe que el intestino juega un papel vital en la salud de los bebés prematuros. Estos bebés se presentan con tractos gastrointestinales inmaduros, lo que conduce a la susceptibilidad de infección, disminución de la función metabólica, así como altas tasas de insuficiencia de crecimiento y retrasos y discapacidades en el desarrollo neurológico.
Aunque el conocimiento científico en este campo está aumentando, la dificultad radica en encontrar la manera de aplicarlo de manera efectiva en la UCIN. Actualmente, tenemos la tecnología para secuenciar las heces y analizarlas para determinar las bacterias que colonizan el intestino, pero esto no es información procesable para un clínico. En primer lugar, el tiempo de respuesta de los resultados de la secuenciación es demasiado largo. Debido a que el microbioma de un bebé prematuro cambia tan rápidamente, en el momento en que los datos de la secuencia están disponibles, su microbioma ya ha cambiado, haciendo que la interpretación sea irrelevante y la intervención ineficaz.
Segundo, los neonatólogos no son microbiólogos. La información de la secuencia por sí sola no proporciona un plan de acción. No es realista ni rentable obtener y secuenciar muestras de cada bebé prematuro al lado de la cama para monitorear lo que está sucediendo en el intestino.
Aquí es donde el próximo gran avance tecnológico debe ocurrir, y las compañías de salud están comenzando a reconocerlo. Por ejemplo, una organización está utilizando el conjunto más grande del mundo de perfiles microbianos y los datos clínicos correspondientes para desarrollar un diagnóstico digital que aprovecha el aprendizaje automático y requiere sólo los datos encontrados en la historia clínica electrónica para proporcionar una puntuación de salud intestinal. Proporciona una cuantificación en tiempo real de la inflamación intestinal, sin necesidad de secuenciar al lado de la cama.
Basándose en un conjunto de datos exhaustivos y patentados, permite una mejor toma de decisiones a través de la estratificación del riesgo. Con un diagnóstico digital que monitorea el estado del intestino, esta innovación podría cambiar las prácticas estándar y satisfacer las necesidades insatisfechas en la NICU, todo de una manera no invasiva, sin cables ni cintas.
Aunque el enfoque básico para el seguimiento de los lactantes es esencialmente el mismo hoy en día que en los años 60, el cambio está en el horizonte. Estamos entrando en una nueva era de dispositivos de monitorización de pacientes para bebés prematuros, impulsados por los avances digitales. Y a medida que se realizan mejoras tecnológicas en el monitoreo de todos los órganos vitales -pulmones, corazón, cerebro e intestinos- nuestros pacientes más pequeños y más vulnerables seguramente cosecharán las recompensas.