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Nuevo tipo de ventilador para un aire libre de virus
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Con la llegada del invierno, la vida vuelve a ser interior y, con ella, el peligro de contraer el coronavirus en escuelas, oficinas y centros comerciales. Un ventilador que reduce el peligro de infección podría desempeñar un papel importante en la lucha contra el coronavirus.
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En un proyecto conocido como CoClean-up, el Instituto Fraunhofer de Tecnologías y Sistemas Cerámicos IKTS de Dresde y el Instituto Fraunhofer de Toxicología y Medicina Experimental ITEM de Hannover han desarrollado una solución de este tipo. Este nuevo sistema filtra los agentes patógenos del aire ambiente y los destruye, dejando sólo el gas no tóxico CO2.
Aunque ya existen sistemas de filtrado que limpian el aire ambiente, éstos se limitan a capturar el virus en lugar de destruirlo. Si no se cambia el filtro, puede producirse una perforación en el filtro usado, lo que a su vez puede provocar una descarga importante del virus en la sala. El cambio de filtros también puede plantear problemas. ¿Cuál es la mejor manera de retirar el filtro usado y eliminarlo de forma segura junto con su carga de virus? Los filtros UV son una alternativa. Éstos destruyen la mayor parte de los virus, pero el proceso que conllevan puede crear a menudo otras sub-estancias dañinas. En otras palabras, ofrecen una solución parcial en el mejor de los casos.
A primera vista, el ventilador Fraunhofer se distingue poco de los sistemas existentes. Sin embargo, el proceso que hay detrás es completamente nuevo. "Nuestro sistema de ventilación destruye completamente los virus y cualquier otro material orgánico", afirma Hans-Jürgen Friedrich, director del grupo Fraunhofer IKTS. "Lo único que queda son pequeñas cantidades de CO2 e hidrógeno. En otras palabras, nuestro proceso realmente elimina el coronavirus"
En lugar del filtro que se encuentra en los ventiladores convencionales, el nuevo sistema utiliza un proceso de combustión en frío para eliminar el virus. El aire ambiente se hace pasar por una solución salina, que filtra el virus y cualquier otra partícula orgánica. El aire limpio se devuelve a la habitación. En la solución salina hay dos electrodos, a través de los cuales se aplica un voltaje. En uno de los electrodos, las sustancias orgánicas de la solución salina -incluidos los virus- se oxidan completamente para formar CO2, en un proceso también conocido como combustión en frío; en el otro, se producen pequeñas cantidades de hidrógeno. En una habitación de tamaño normal que contenga un buen número de personas, esto sólo produciría un par de cientos de mililitros de CO2 e hidrógeno en el transcurso de varias horas. Estos dos gases se dispersan entonces por todo el aire de la habitación.
Por el momento, los equipos de investigación están realizando pruebas con sustancias no nocivas. "Por razones de seguridad, no utilizamos el coronavirus real para las pruebas", explica la Dra. Katharina Schwarz, jefa del departamento del Fraunhofer ITEM. "En su lugar, utilizamos sucedáneos con propiedades muy similares" En las pruebas realizadas en el Fraunhofer IKTS, estos sustitutos se añadieron directamente a la solución salina. A continuación, los investigadores analizaron la descomposición de este material biológico en los electrodos y midieron la cantidad que quedaba en el aire limpio descargado por el sistema.
En pruebas posteriores, los investigadores crearán un aerosol cargado con el virus y lo bombearán en la solución salina. También en este caso utilizarán sustitutos menos dañinos. "Que yo sepa, no existe ningún procedimiento estandarizado en Europa para utilizar un aerosol de un virus peligroso en el aire con el fin de probar la eficacia de los sistemas de purificación y desinfección del aire", afirma Schwarz.