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Un sensor de temperatura podría ayudar a proteger las vacunas de ARNm
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Los científicos han desarrollado vacunas para el COVID-19 con una velocidad récord. Las dos primeras vacunas que se distribuyen ampliamente en Estados Unidos se basan en el ARNm y requieren un almacenamiento ultrafrío (-70 C para una y -20 C para la otra).
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Ahora, los investigadores que informan en ACS Omega han desarrollado un indicador de temperatura a prueba de manipulaciones que puede alertar a los trabajadores sanitarios cuando un vial de vacuna alcanza una temperatura insegura durante un periodo determinado, lo que podría ayudar a garantizar la distribución de vacunas eficaces de ARNm.
Las dos vacunas de ARNm de COVID contienen instrucciones para construir trozos inofensivos de la proteína de la espiga del SARS-CoV-2. Una vez inyectada la vacuna en el organismo, las células humanas utilizan las instrucciones del ARNm para fabricar la proteína de la espiga, que muestran temporalmente en su superficie, desencadenando una respuesta inmunitaria. Pero el ARNm es muy inestable, por lo que requiere condiciones de almacenamiento y transporte ultrafrías para que las vacunas sigan siendo eficaces. Sung Yeon Hwang, Dongyeop Oh, Jeyoung Park y sus colegas querían desarrollar un indicador de tiempo y temperatura (TTI) para identificar las vacunas de ARNm que estuvieran expuestas a temperaturas indeseables durante el almacenamiento o el transporte, de modo que pudieran desecharse.
Para fabricar su TTI, los investigadores añadieron una mezcla de etilenglicol (anticongelante), agua y colorante azul a un pequeño tubo y lo congelaron en nitrógeno líquido. A continuación, añadieron un absorbente de celulosa blanco en la parte superior del refrigerante congelado, dieron la vuelta al tubo y lo adhirieron a un frasco de vidrio más grande que contenía una vacuna simulada a -70 C. A temperaturas superiores a -60 C, la mezcla de anticongelante se derritió y el tinte se difundió en el absorbente blanco, volviéndolo azul claro. El cambio de color se produjo unos 2 minutos después de que la vacuna simulada fuera expuesta a una temperatura más alta. Es importante destacar que las exposiciones de menos de 2 minutos -que probablemente no afecten a la eficacia de la vacuna- no tiñeron de azul el TTI. El cambio de color persistía si el tubo se volvía a congelar a -70 C, lo que hacía que el sistema fuera a prueba de manipulaciones. Los investigadores afirman que, cambiando los refrigerantes o su proporción de mezcla, o utilizando diferentes absorbentes, el TTI podría adaptarse para controlar las condiciones ideales de almacenamiento de diferentes vacunas de ARNm.