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Los datos de Fitbit sugieren que las personas con COVID-19 experimentan efectos persistentes en su salud
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Los individuos con COVID-19 tardaron más tiempo en volver a su frecuencia cardíaca en reposo, a su sueño y a su actividad de referencia que aquellos con síntomas pero que dieron negativo.
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Una nueva investigación publicada esta semana en JAMA Network Open es la última en indicar que algunas personas experimentan síntomas persistentes de COVID-19 meses después de recuperarse.
Los datos proceden del estudio DETECT (Digital Engagement and Tracking for Early Control and Treatment), que recoge datos de salud de diferentes wearables -como Fitbits, Apple Watches, Garmins, Oura Rings o cualquier otro que pueda compartir datos con Google Fit o Apple HealthKit- para comprender los cambios individuales asociados a la enfermedad vírica, incluida la COVID-19.
Esta parte del estudio analizó a 875 usuarios de Fitbit que declararon síntomas de una enfermedad respiratoria aguda y se sometieron a la prueba COVID-19. Se compararon los datos del wearable desde el inicio de la enfermedad hasta el inicio de la misma para ver cómo la COVID-19 afectaba a la recuperación.
DATOS DE PRIMERA LÍNEA
Las personas con COVID-19 tardaron más tiempo en volver a su frecuencia cardíaca en reposo, a su sueño y a su actividad de referencia que las personas con síntomas que dieron negativo en la prueba. Por término medio, las personas con COVID-19 experimentaron efectos fisiológicos persistentes durante dos o tres meses, y algunas tardaron mucho más en volver a la normalidad.
Los participantes que dieron positivo en la prueba COVID-19 tendieron a experimentar un descenso de la frecuencia cardíaca en reposo al inicio de los síntomas, seguido de un período prolongado de frecuencia cardíaca elevada que duró una media de 79 días. Sin embargo, un pequeño subgrupo de participantes (13,7%) experimentó una frecuencia cardíaca en reposo superior a la normal durante más de 133 días.
El recuento de pasos y la cantidad de sueño volvieron a la línea de base más rápidamente que la frecuencia cardíaca en reposo a los 32 y 24 días, respectivamente.
El estudio también recopiló datos sobre los síntomas en las primeras fases de la enfermedad y descubrió que los individuos con COVID-19 experimentaban una mayor frecuencia de tos, dolores corporales y falta de aliento.
Los investigadores señalan que el seguimiento de los síntomas sólo al inicio de la enfermedad podría ser una posible limitación del estudio, ya que no pudieron comparar los cambios fisiológicos a largo plazo con los síntomas a largo plazo.
A pesar de ello, los investigadores creen que las personas que tienen peores síntomas al principio y que experimentan mayores alteraciones en su ritmo cardíaco tardan más en recuperarse.
MÉTODOS
De los 875 individuos que participaron en el estudio, 234 dieron positivo en la prueba de COVID-19 y 641 dieron negativo.
En el grupo positivo, la edad media fue de 45,3 años y la mayoría (70,9%) se identificó como mujer. Del mismo modo, la edad media en el grupo negativo era de 44,7 años y la mayoría (71,1%) eran mujeres.
La investigación fue dirigida por un equipo del Scripps Research Translational Institute.
LA TENDENCIA MÁS AMPLIA
El estudio DETECT se inició el pasado mes de marzo con el objetivo de identificar más rápidamente las zonas con brotes víricos como el COVID-19 y utilizar las constantes vitales específicas de cada persona para crear enfoques más individualizados de la atención sanitaria. Hasta ahora, más de 38.000 personas han aportado sus datos al estudio.
Los resultados anteriores del estudio muestran que la combinación de los datos recogidos por los dispositivos portátiles con los síntomas declarados por los propios usuarios podría mejorar la predicción de la COVID-19.
Más o menos al mismo tiempo que el estudio DETECT, la Universidad de California en San Francisco inició su estudio TemPredict, que utiliza los datos de los anillos Oura para predecir y hacer un seguimiento de la COVID-19. Los primeros resultados del estudio indican que los datos de temperatura recogidos por el anillo Oura fueron capaces de detectar de forma fiable la aparición de fiebre, uno de los síntomas más comunes asociados a la COVID-19 y a la gripe.
Fitbit ha contribuido en gran medida a la investigación de la COVID-19 y ha realizado anteriormente estudios para desarrollar un algoritmo de detección precoz de la COVID-19 y para predecir la gravedad de la enfermedad, la prevalencia de los síntomas, la duración de la enfermedad y la probabilidad de hospitalización. También publicó datos sobre los hábitos de sueño durante la pandemia y recientemente se asoció con Stanford Medicine para estudiar la propagación de la COVID-19 entre los atletas universitarios.