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La ecografía es útil para evaluar los COVID-19 de largo recorrido, en particular los problemas hepáticos
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Las imágenes por ultrasonido pueden ayudar a los médicos a detectar y evaluar las lesiones hepáticas en pacientes recuperados del COVID-19, según una nueva investigación. Y puede ser una herramienta clave para entender los síntomas a largo plazo.
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En los afectados por el nuevo virus, la ecografía multiparamétrica descubrió un aumento de los marcadores de rigidez hepática y de la enfermedad del hígado graso (esteatosis) que sugieren una lesión en comparación con los participantes sanos. En comparación con la RM y el TAC, la ecografía multiparamétrica detectó con mayor precisión la afectación del parénquima, informaron los autores en la revista Journal of Ultrasound in Medicine.
Todavía se desconocen muchas cosas sobre los pacientes de largo recorrido de COVID, pero los investigadores creen que la ecografía debería intervenir en el futuro, sobre todo para evaluar este órgano vital.
"Dado que la lesión hepática en la COVID-19 es multifacética e incluye esteatosis e inflamación, entre otras, sería preferible una modalidad de imagen que tuviera la capacidad de evaluar todas estas [lesiones] y que, al mismo tiempo, fuera relativamente sencilla de realizar para cubrir todos los aspectos de los cambios parenquimatosos", escribieron el 9 de julio Maija Radzina, del Instituto de Radiología Diagnóstica del Hospital Clínico Universitario Pauls Stradins de Riga (Letonia), y los coautores.
Para su estudio, el grupo incluyó a 90 pacientes: 56 que tenían el virus entre 3 y 9 meses antes de la investigación y 34 participantes sanos. Cada uno de ellos se sometió a una ecografía hepática, mientras que a 76 también se les realizó una resonancia magnética abdominal y una tomografía computarizada torácica sin contraste el mismo día.
Los autores descubrieron que los enfermos de COVID-19 presentaban valores de elasticidad, viscosidad y esteatosis significativamente alterados, con puntuaciones de fibrosis "especialmente altas" en comparación con los pacientes de control.
Además, los marcadores bioquímicos de la lesión hepática se correlacionaban con los cambios en las ecografías, pero no se extendían a los hallazgos en la TC o la RM.
Tres factores resultaron ser los principales contribuyentes a la lesión hepática: un mayor índice de masa corporal, la hospitalización y la gravedad de la enfermedad. Los autores señalaron que la relación exacta entre los problemas notificados y el nuevo coronavirus sigue siendo confusa y requerirá más pruebas.
"La investigación sobre todos estos factores no ha hecho más que empezar, pero el estudio presentado sugiere firmemente que la EMSP sería un método muy adecuado para esos trabajos futuros, en particular, para el seguimiento a largo plazo de los pacientes con un curso prolongado de la enfermedad", concluyeron Radzina y sus colegas.